- ¿Quién demonios es usted?
- El entrevistado...
- Ah...
- ...
- Y... ¿quién demonios es usted?
- Felipe, el conserje.
- ¡Buenos días!
- ¿Y usted quién demonios es?
- Felipe, el conserje.
- No usted no... le pregunto al que nos saludó.
- Ah, es un lector.
- Es guapo.
- Ejem, esteee, no sabría decirle.
- No sabría decirme ¿qué cosa?
- ¿Ya empezó la entrevista?
- Sí desde hace media hora, pero usted llegó tarde...
- Lo siento señor, es que estaba haciendo la limpieza en el cuarto de Celso Piña.
- ¡Puf! todo un desorden ¿no cree?
- Sí, de pies a cabeza.
- No... yo decía el cuarto
- Sí por eso, yo también.
- ¡Pero ese cuarto no tienen ni pies ni cabeza!
- ¡Un completo desorden!
- Por ahí empezamos, ¿no recuerda?
- No no, empezamos cuando usted, señor licuado, me preguntó que quién diablos era yo.
- "Señorita"
- No no, yo soy el señor Felipe.
- Ya, yo le decía de mí, y "demonios"...
- ¿Cómo?
- Que fue "demonios" ¡no diablos!
- Újule, usted me dijo que era una entrevista, no un confesionario. Pero ya en esas, cuénteme, qué le hizo el diablo.
- Ejem. No me hizo nada, es que le pregunté "¿quién demonios es usted?" y luego usted dijo que le había yo preguntado a usted "¿quién diablos eras tú?"
- No no, yo dije que quién diablos era, pero no era así de antes...
- Era... ¿del hielo?
- Creo que no.
- Muchas gracias por la entrevista Felipe, sigue con tu trabajo.
(Oye ¿ya entrevistaste a don Felipe?)
(Más o menos sí y tú?)
(Yo no, a mí me toca entrevistarlo los jueves y sábados)
(Perfecto, entonces te toca entrevistarlo hoy)
(Pero es que no sé que preguntarle)
(Ya se te ocurrirá algo)
Hola qué tal lectores y licuadas, digo, licuados y licuadas lectorhabientes de éste su súper blog y recetario para ancianos "licuaaaadooouuuu mee-eee-eh-nTAL"
(Ey pst, estás despedido...)
(Pero ¿y la entrevista?)
(Me dijeron que te despidiera y que la hiciera yo)
(Arghghghgghghgh)
(Eso nos pasa por aceptar sugerencias y colaboradores, chau)
(Adios - snif -)
Qué tal licuadorenses. -ash, digo - Queridos lectores; esta ocasión les presentamos una entrevista con nuestro conserje, ya lo conocen, el carismático Felipe de la entrevista pasada, que viene a hablarles un poco de todo, excepto de lo que le censuremos por el bienestar de nuestro pueblo y de nuestra madre tierra (que pronto se convertirá en hija tierra)
- Y díganos señor Felipe...
- ¿Sí...?
- ¿Sí? ¿Sí qué?
- No sé, usted me dijo que les dijera algo.
- Pues díganos.
- ¿Qué?
- Señor Felipe.
- ¿...?
- ¡Vamos! ¿cree que tengo todo el post?
- ¿Señor Felipe?
- No no no, terrible. Otra vez.
- Señor Felipe.
- Pésimo, por eso es usted conserje...
- Soy ingeniero nuclear.
- ¿Y con qué superpoderes cuenta?
- No, este... mire, yo no tengo superpoderes.
- Y además es feo.
- Uhm... sí.
- Pero bueno, ¿cómo terminó de conserje?
- Usted me obliga señor.
- Aquí no obligamos a nadie, este es un blog libre. De opresión y de sodio.
-
- Ya sabes, trabajamos para tí.
- Pero yo no dije eso. ¿Y porqué está tachado lo que dije?
- No sé de que hablas.
- De que... ay, olvídelo.
- ¿Olvidar? ¿Olvidar qué?
- ...
- Entonces, ¿por fin nos dirá?
- ¿Qué?
- Señor Felipe.
- ...
- No sea tímido.
- ¿Señor Felipe?
- Horrible. Dígalo con convicción.
- ¡Señor Felipe!
- A ver, le mostraré como se hace. ¡Convicción!
- ¿Qué pasa Don Licuado?
- Diga conmigo Señor Felipe.
- "Señor Felipe"
- Excelente Convicción. Puede irse.
- Gracias señor.
- ¿Ve? Así se hace.
- Sí señor.
- ¿Señor qué?
- Felipe.
- Ya sé quién es, no le pregunté.